El pasado 16 de marzo de 2021, el Consejo de Ministros de España aprobaba la versión final del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC). En él se establece una senda para alcanzar los ambiciosos objetivos nacionales de descarbonización, y en concreto para la generación eléctrica, unas estimaciones de nueva potencia renovable a instalar.
La Comisión Europea aplaudía el PNIEC español porque sus objetivos superan los mínimos comunitarios. Además, en el capítulo de seguridad de suministro eléctrico, España reduciría su dependencia energética de terceros, gracias a la instalación de fuentes renovables.
Sin embargo, cabe plantearse, ¿qué ocurriría si el propio PNIEC ya estuviera obsoleto? El mundo se ha transformado radicalmente en estos últimos meses. A la histórica dependencia energética europea se le han sumado tensiones geopolíticas en el norte de África y la guerra entre Rusia y Ucrania, con el sabido impacto en el precio del suministro de gas natural.
La propia Comisión Europea está valorando alternativas que hace unos meses descartaron, como pudiera ser la opción de que el gas natural no participe en el mercado marginalista de precios, para evitar que sea la tecnología que case la demanda y determine un precio extraordinariamente alto e insostenible para los consumidores, sobre todo el mix energético; o ciertos estados miembros están considerando limitar el precio máximo del mercado.
Desde Protermosolar consideramos que la solución a largo plazo para garantizar precios de mercado estables y sostenibles es reducir esa dependencia energética mediante la instalación, de forma muy ordenada, de energías renovables. Un crecimiento desproporcionado de ciertas renovables intermitentes pueden distorsionar gravemente el mercado, generando grandes valles de precio durante el día, que el precio capturado de nuevas instalaciones fotovoltaicas a mercado pudiera ser cercano a cero, pero asimismo requiriendo un respaldo nocturno muy significativo y costoso.
Las principales tecnologías renovables gestionables, es decir, aquellas que pueden complementar la generación fotovoltaica y eólica, son la hidráulica, la biomasa y la termosolar (o solar termoeléctrica); sin perjuicio de que se instalen sistemas de almacenamiento que capturen energía eléctrica en los valles de precio y lo descarguen cuando no se cubra la demanda.
Todo lo anterior es relativamente ya conocido, pero la reflexión desde estas líneas es la siguiente: el PNIEC es un mix energético concreto resultado de una serie de modelizaciones considerando ciertas hipótesis de costes, de consumos y de generación. Si se modificaran las hipótesis, el resultado óptimo variaría consecuentemente.
De la misma manera aplica a la propia evolución de la nueva potencia instalada. Si se decide instalar más potencia de un cierto tipo, como puede ser fotovoltaica, es necesario asegurarse que se siguen cumpliendo los objetivos del PNIEC, tanto en seguridad de suministro como en emisión de CO2.
La tecnología solar termoeléctrica, cuyo objetivo inicial del PNEIC eran 5 GW nuevos hasta 2030, no dispone de mecanismos para desarrollarse al ritmo previsto. Pese a que existe un calendario de publicación de subastas que establece 200 MW en 2021, otros 200 MW en 2023 y en 2025, la realidad es diferente. Sí se publicó un borrador de subasta renovable con reserva termosolar el pasado 30 de diciembre de 2021, pero con la primavera de 2022 ya iniciada, aún no se ha publicado el texto definitivo que permita preparar proyectos.
Además del retraso, con la asociada incertidumbre que crea en nuestras empresas, aún ni está claro que los 200 MW se vayan a respetar. Existe el riesgo de que se habilite una hibridación con fotovoltaica que acabe canibalizando la mitad de esta reserva. No pretendemos analizar en estas líneas si la potencia óptima termosolar deben ser 100 MW, 200 MW o 5 GW, pero lo que sí queremos es invitar a la reflexión sobre qué va a ocurrir si reemplazamos capacidad renovable gestionable por intermitente, alargando la dependencia de los combustibles fósiles, y con el riesgo del cumplimiento de los objetivos de emisiones.
Aún estamos a tiempo de plantearnos cómo queremos respaldar a las energías renovables intermitentes, si con aún más combustibles fósiles o despegando de una vez el lanzamiento de energías renovables gestionables como la termosolar. Esperemos que la tercera subasta de renovables se convoque pronto y que respete los 200 MW de reserva mínima. Mientras tanto, consideramos que el PNIEC puede actualizarse. Quizás sus nuevos resultados nos sorprendan a todos.
Por Gonzalo Martín, secretario general de Protermosolar.
Fuente:
El Español.