Este pasado 20 de mayo se publicó la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética que establece, de forma vinculante, cómo afrontar el cambio climático en España.Este proceso arrancó años atrás, y el último referente fue hace justo un año, concretamente el pasado 26 de mayo de 2020 cuando el Consejo de Ministros aprobó el envío a las Cortes para la tramitación de lo que ya hoy supone esta nueva Ley.Desde el sector termosolar queremos destacar dos aspectos que consideramos muy positivos en el texto finalmente aprobado:
Se han incrementado los objetivos de generación con energías renovables al 74%, en línea con el PNIEC; superando el 70% del proyecto de Ley.
Se refuerza el propio PNIEC como “herramienta de planificación estratégica nacional”.
Como se recoge en el preámbulo de la Ley: “Retrasar decisiones supondría asumir más riesgos, más costes y más injustamente distribuidos y renunciar a oportunidades de modernización de nuestra economía y de nuestra sociedad, poniendo en riesgo objetivos fundamentales para la seguridad nacional.”. En otras palabras, esta Ley de cambio climático, basándose en la planificación que marca el PNIEC, reconoce que es el momento de actuar para cumplir los objetivos de reducción de emisiones. En este sentido, confiamos en que la aprobación de este texto dinamice las perspectivas de cumplimiento de capacidad instalada por tecnología, ya que por ejemplo pese a que el PNIEC prevé 5 GW de nueva potencia termosolar, hasta 2025 únicamente hay garantizados 600 MW, es decir, apenas el 12% del crecimiento total esperado hasta 2030.Hay que recordar que la tecnología termosolar tiene una muy fuerte componente industrial nacional muy interrelacionada con los centros de investigación nacionales, que son referentes mundiales. Además, este sector genera competitividad en nuestras empresas que exportan tecnología y resulta en generación de riqueza nacional y empleo de calidad.No podemos olvidar que estas instalaciones se ubican en la llamada España Vaciada o menos industrializada que la media, donde hay recurso solar y terreno disponible. Una central que genere entre 50 y 100 empleos permanentes cualificados para población local se convierte en el motor económico del municipio donde se ubica. El 96% de las centrales termosolares están construidas en municipios de menos de cincuenta mil habitantes, y el cumplimiento del PNIEC permitiría triplicar esta riqueza y empleo rural. En un estudio recientemente realizado sobre el impacto macroeconómico del sector termosolar, se concluye que genera un 33% más por unidad de potencia instalada que el promedio de las tecnologías renovables.Por otro lado, no sólo es que casi la totalidad del suministro termosolar es nacional, sino que mayoritariamente proviene de zonas de Transición Justa, en línea con los objetivos de esta Ley.Queda por definir la prometida Estrategia de Descarbonización a 2050 y el Comité de Personas Expertas de Cambio Climático y Transición Energética que asesorarán con informes anuales que se remitirán al Congreso de los Diputados.En definitiva, la aprobación de este texto supone un paso firme hacia los objetivos de Europa para alcanzar un continente plenamente descarbonizado en 2050. Ahora es el momento de aplicar medidas que permitan alcanzar los objetivos de manera ordenada, conjugando las necesidades del corto plazo con una visión a medio plazo adecuada si efectivamente queremos disponer de un sistema eléctrico sin dependencia fósil, ni siquiera para un respaldo nocturno. En el año 2020, en el horario nocturno, las energías renovables suponían aproximadamente menos de un 35% de la generación. Necesitamos apoyarnos en los objetivos del PNIEC para diversificar las fuentes de energía renovable que conjuguen un mix seguro, resiliente, y al mínimo coste posible.
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